"Que poca cosa es la realidad, mejor seguir mejor soñar, que lo que vale no es el día, pero el sol está y no es de papel, es de verdad..."

28 de septiembre de 2008

Un sueño de noche fría


La noche anterior a esta, llovía torrencialmente. Sobre la ventana de mi habitación caían gotas y más gotas, empañando el vidrio…haciendo aun más fría la oscuridad. Quizás por eso me dormí rápidamente.
Esa noche tan vacía, soñé lo más bello que pude soñar.
Me encontraba en un salón, viejo y oscuro. El techo era altísimo, y el decorado majestuoso. Estaba sola, no sabía que hacer…no conocía aquel lugar.
De pronto, una música lenta, como lejana, comenzó a sonar. Las luces, poco a poco, empezaron a encenderse, y me dejaron visualizar más el salón: era hermoso, de esos que hay en los cuentos de hadas. Me acerqué a un espejo enorme, cercano en una pared, y noté que estaba vestida con un traje antiguo, de color dorado que brillaba con luz propia.
Entonces vi, que desde la escalera que conducía al piso superior, descendía una sombra inquietante, que se acercaba lentamente a mí. La luz le iluminó el rostro: era el hombre ideal, su mirada penetraba mis ojos, su sonrisa me inspiraba confianza, y su perfume alimentaba mi alma.
En ese momento lo amé, aun sin saber quien era. Me tomó de la cintura y comenzamos a bailar al compás de la música, que cada vez se oía más fuerte. Me dejé llevar por sus movimientos. Volamos por el salón como dos pájaros que entre las sombras se convertían en uno solo.
Añoraba que el frió de la realidad exterior congelara mi sueño encantado y haga que dure para siempre.
Sentía su respiración sobre mi piel, y un impulso me hizo besarlo. La adrenalina corrió por mi cuerpo. Mi sangre se volvía mas caliente y ya no sentí mas frió. Los latidos de mi corazón parecían salir de mi pecho.
Al volverme, lo miré a los ojos, y me vi reflejada en ellos. Pero entonces, las luces se apagaron y la música se desvaneció en el tiempo. El brillo del salón se convirtió en pólvora, y solo veía una oscuridad amarga.
En ese instante desperté.
Toqué mis manos…estaban frías
Toqué mis ojos…estaban húmedos.
Toqué mis labios…estaban tibios.
Pero él no estaba…fue mi sueño
Y lloré.
*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo ya no creo mas en tus sueños chamuyeros! :P
La charla del CIITI t pego fuerte pero esta lindo el blog..